miércoles, 11 de marzo de 2009

CONOCIMIENTO, EDUCACION Y DESARROLLO HUMANO.

Francisco Acosta , M.A

…”La clave de un desarrollo sostenible e independiente es la educación, educación que llega hasta todos los miembros de la sociedad, a través de nuevas modalidades, nuevas tecnologías a fin de ofrecer oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos…” (Federico Mayor, Director general de la UNESCO, junio de 1997)



La sociedad contemporánea se ha denominado “la sociedad del conocimiento”, debido a que contrario a los inicios de la modernidad, en donde las “riquezas de las naciones” se fundamentaba en los recursos naturales, hoy en día el producto mas valioso es el conocimiento. Estamos frente al surgimiento “de un nuevo paradigma económico- productivo en el cual el factor más importante no es ya la disponibilidad de capital, mano de obra, materias primas o energía, sino el uso intensivo del conocimiento y la información” (Tünnermann 2005).

La Educación debe desarrollar capacidades que correspondan a los requerimientos de la sociedad del conocimiento. Es decir, promover el uso competitivo del conocimiento y de las innovaciones tecnológicas que promuevan las ventajas comparativas que permitan viabilizar la inserción de los países con economía menos avanzadas, en una economía de mercado globalizada. “La educación no debe desarrollar cualquier capacidad, no debe desarrollar cualquier conocimiento, sino aquel conocimiento y aquella capacidad que permita ser más eficiente y más productiva a la persona”. Ese principio se encuentra en los planteamientos de la UNESCO de que se debe “educar para la vida” lo cual significa que la educación tiene como función “potenciar a las personas para ser y para hacer”. Este principio se pone de manifiesto en lo que ahora se llama el enfoque por competencias, fundamentado en el concepto actual de desarrollo humano, que plantea que la educación debe promover el ”desarrollo de capacidades que permitan a las personas ganarse la vida, producir riqueza, satisfacer sus necesidades”. La educación por competencia tiene por principio la formación de profesionales que respondan a los requerimientos de capacidades de las actividades económicas.

La educación basada en competencia debe formar los recursos humanos que demanda el mercado de la producción, sin perder de vista la creación de una conciencia crítica, forjadora de valores y de una cultura de paz responsable ante la problemática mundial y de un desarrollo humano sostenible y sustentable que tome en consideración la utilización racional de los recursos no renovables del planeta.

El desarrollo humano “es el proceso de ampliación de las opciones de la gente, que aumenta sus funciones y capacidades.( Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). La sociedad del conocimiento, orientada hacia la promoción del desarrollo humano encamina sus acciones a que la gente viva una vida larga y saludable, y tenga conocimientos y acceso a los recursos necesarios para mejorar su calidad de vida. La Educación basada en competencia está orientada al desarrollo del potencial humano como un que-hacer constitutivo de su propia realidad en relación con su entorno y transformador de su habitad natural y social.

La educación basada en competencia debe promover la capacidad del ser humano para cumplir un propósito. El desarrollo de las habilidades y destrezas cognitivas en las diversas áreas del saber constituyen un reto para los diferentes niveles del sistema educativo. La educación debe plantearse como objetivo el desarrollo de esas capacidades y potenciarlas, así por ejemplo se identifican algunas competencias básicas, como la capacidad de comunicarse, la capacidad de hacer razonamientos y aplicarlo en sus formas lógicas, incluso la capacidad de aprender y construir conocimientos y el manejo adecuado de la información. En síntesis aprender a aprender.
Las capacidades a desarrollar por la educación no están referidas a las habilidades manipulativas, sino mas bien a las habilidades de acción de la persona como expresión ontológica, gnoseológica, teleológica y axiológica , razón por la cual la función de la educación no es la de simple reproductora y transmisora de informaciones, memorizadas y repetidas de generación en generación. La función de la educación es, hacer que las personas asimilen y utilicen esas informaciones convirtiéndolas en nuevas formas de conocimientos. En ese sentido, las capacidades son expresión de los valores, de los conocimientos, de las actitudes, de los usos y costumbres que haya podido desarrollar las personas.
La educación concebida como la transmisión de informaciones a poner en práctica, cuando el educando se integre a la producción, no implica un desarrollo de capacidades, ni es un desarrollo de conocimientos. Es una memorización de informaciones. El enfoque por competencias, en cambio contempla que “el conocimiento no es el enunciado lógico verbal de alguna experiencia o de algún principio”, sino mas bien “la disposición comportamental aprendida o la capacidad adaptativa aprendida” lo cual significa que esa potenciación de la persona ha ocurrido porque ha procesado experiencias o informaciones. Educar es entonces, “desarrollar los conocimientos y las capacidades que potencien a la persona para poder ejercer de una manera más eficaz y más satisfactoria las funciones productivas o las tareas laborales típicas” sin perder el punto de vista orientado hacia la formación en valores que hagan viables su convivencia con los demás y con su medio ambiente. Porque el objetivo central es desarrollar un ser humano integrado y no un engranaje más de las fuerzas productivas. Es decir, que esa persona tenga la capacidad de ejercer alguna ocupación, algún quehacer, algún trabajo de manera que pueda satisfacer sus necesidades. Pero en convivencia con la comunidad y con su entorno Entonces, el objetivo de la educación, no es simplemente la titulación o dotar de ciertas habilidades y destreza que le permitan al ser humano insertarse en el mercado laboral, sino mas bien desarrollar capacidades en las personas para que estas puedan aprender a aprender, aprender a vivir en sociedad y en armonía con la naturaleza, porque una educación enfocada de esa manera tiene beneficiarios múltiples: en primer lugar se beneficia la persona porque desarrolla capacidad de trabajar. En segundo lugar se benefician las actividades económicas porque con una persona preparada van a alcanzar mejores niveles de productividad y de calidad que les va a hacer más competitivos. Se beneficia la nación porque más ciudadanos van a ser constructores de la riqueza y no parásitos de las pocas actividades que pueda haber y finalmente se beneficia el ser humano porque facilita su convivencia entre si y con su entorno. La UNESCO plantea que “el derecho a la educación no sólo es a la educación básica, sino es también a la formación profesional o a la educación para el trabajo porque toda persona debe terminar en capacidad de trabajar, sea cual fuere la actividad. La educación no termina en el simple dictado de información. La educación debe terminar poniendo a toda persona en posibilidad de trabajar en algo.” El derecho a la educación, no tan solo es el derecho a ir a sentarse en un centro educativo, sino también el derecho a que la educación desarrolle las potencialidades y las capacidades del educando, para que pueda mejorar su vida en relación con su comunidad y en armonía con su medio ambiente, lo cual constituye la finalidad del “Desarrollo Humano Sostenido”.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Revista Internacional Magisterio.
http://revista.magisterio.com.co/index.php?option=com_content&task=view&id=240&Itemid=1

2. TÜNNERMANN Berheim, Carlos. (2002) Conferencia Magistral: ”Tendencias de la educación superior contemporánea y el rol de las universidades públicas”. UASD, Ciudad Universitaria. Santo Domingo R.D.

3. TÜNNERMANN Berheim, Carlos. (2005) “La Autonomía Universitaria Frente Al Mundo Globalizado”. UDUAL. Santo Domingo, R.D.

4. UNESCO.(1998) “Conferencia Mundial sobre la Educación Superior: La educación Superior en el siglo XXI”. París, Francia.

FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN

Félix Gómez Vargas, M.A.

La educación es el instrumento por excelencia de la socialización. Si partimos de los criterios marxistas de que “el ser humano es actor y autor de su propia existencia” y de que “el ser social determina la conciencia social”, es fácil entender el vínculo indisoluble entre filosofía y educación.
El aprendizaje que asimila y acumula cada individuo es dado social y culturalmente o dicho de otro modo, aprendemos lo que nos enseñan.
Ninguna persona “inventa” su propia educación, sino que alguien sirve como canal para que tal fenómeno se concretice en los educandos, sin importar que el proceso sea formal o informal.
Desde la más remota antigüedad el ser humano supera su dependencia respecto a la naturaleza y se convierte en un ser social que trata de mejorar sus condiciones de vida cada vez más:

1. Aplicando la violencia como forma de dominación de unos individuos sobre otros, lo cual hace posible el surgimiento de la propiedad privada, de la explotación y apropiación del trabajo ajeno y por ende de la llamada producción excedentaria que al mismo tiempo generó el ocio o tiempo libre que pudo ser dedicado a “contemplar el mundo” y de esa contemplación, precisamente surgen las primeras formas de conciencia y los cimientos de la filosofía.
2. Domesticando plantas y animales, desarrollando la agricultura y el pastoreo, como formas primarias de la economía y para proveerse de alimentos sin atenerse a lo que “aparece por ahí”, como cuando se era un simple recolector de frutos o un cazador furtivo.
3. Desarrollando la capacidad de trabajo, utilizando instrumentos naturales de producción y creando otros para facilitar una mejor y mayor transformación de lo que sería la materia prima para obtener bienes de consumo y servicios necesarios para la subsistencia. El desarrollo de estos da lugar a la ciencia y la tecnología.
4. Poniendo en práctica la capacidad de comunicación mediante el lenguaje articulado que facilita la conservación de la historia a partir de la escritura y la divulgación de los conocimientos logrados.
5. Estableciéndose en un territorio determinado, superando su condición de nómada y convirtiéndose en un ser sedentario.
6. Creando reglas y normas de convivencia para prevenir los conflictos y aplicar las sanciones debidas a las violaciones cometidas y al mismo tiempo ofreciendo gratificaciones a quienes favorecen dicha convivencia.
7. Formando las instituciones que harán posible la distribución social del trabajo y asignando los roles propios de cada estamento clasista, tanto respecto a los dominados como a los dominantes.
8. Creando una superestructura o base ideológica que actuaría como forma de conciencia para lograr la adhesión de cada persona a la colectividad, cuyas expresiones más corrientes son: mitos, tabúes, supersticiones y religiones.
9. Perfilando códigos de comportamiento ético y moral atendiendo a ciertas condiciones de carácter económico, político y social.
10. La Filosofía constituye la primera forma de pensamiento racional que permite buscar explicaciones a los fenómenos de la naturaleza, de lo relacionado con la sociedad y de manera especial con la acumulación, divulgación de los conocimientos logrados y al mismo tiempo innovando e incorporando nuevos conocimientos.
11. A la Educación por su parte, le corresponde el rol de transmitir los conocimientos de unos individuos a otros, tanto de manera espontánea como de manera sistemática y formal.

Los primeros filósofos fueron considerados como sabios porque se encargaban de crear sistemas explicación e interpretación en diversos grados de complejidad, desde aquellos que propusieron un “argé” monista: agua, aire, fuego o tierra hasta los que lograron elaborar sistemas tan complicados como la teoría del ser en Parménides o la dialéctica en Heráclito, pasando por las aporías de Zenón de Elea y el sistema aritmético y geométrico de Pitágoras.

Pero los filósofos no eran sólo sabios, sino que todos fueron creadores de Escuelas pues sus conocimientos eran transmitidos a diversos seguidores que escuchaban sus enseñanzas y que debatían con los maestros y entre sí, produciendo en algunos casos, nuevas escuelas que divulgaban las ideas de sus maestros y en otros se creaban nuevos sistemas de explicación que superaban a sus precursores.

Tales fueron los casos de Zenón quien sistematizó las ideas de Parménides y Sócrates que las llevó a una dimensión más concreta aplicándolas al tema ético; Platón quien escribió y desarrolló las enseñanzas de Sócrates. De igual manera se encuentra el caso de Aristóteles quien propuso una teoría del conocimiento que humanizó el conocimiento considerándolo como el resultado del cultivo de la racionalidad del hombre, lo cual resultaba divergente con la teoría de las “ideas innatas” de su maestro Platón.

Mención especial merecen los sofistas quienes además de sabios se consideraban maestros que podían enseñar a quienes tuvieran dispuestos para el aprendizaje y a pagar por los servicios prestados a los discípulos.

Protágoras de Abdera consideró que “el hombre es la medida de todas las cosas: de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son”. Esta afirmación trae implicada la semilla del relativismo pues la condición de veracidad o falsedad es relativa al criterio de cada individuo. Por ello enfatizaba la importancia de la retórica y por tanto de la habilidad de convencer mediante el discurso y no necesariamente por la comprobación empírica. Igual criterio aplicaron los sofistas en relación con el valor del comportamiento humano: lo bueno o lo malo, lo verdadero o falso dependen del criterio de cada quien.

Sócrates a quien algunos consideran un sofista, era opuesto al relativismo de aquellos pues a su entender, la verdad ha de encontrarse en la racionalidad y en la capacidad de llegar a la sabiduría como camino del bien y la felicidad. “El hombre sabio es bueno por naturaleza”. La ignorancia es el peor de los vicios que puede tener una persona porque esta engendra la maldad.
Platón es el maestro por excelencia por ser el fundador de la Academia que fue la primera escuela que funcionó como tal en la Grecia antigua y en la cual se congregaban discípulos que venían de pueblos diversos a recibir Educación en Filosofía, Leyes y Política entre otras disciplinas .

Platón propuso un modelo de gobierno ideal regido por los Filósofos apoyados por los comerciantes y sacerdotes, defendido por los guerreros y fundamentado en el trabajo de los esclavos. “ningún estado regido no por un dios, sino por un mortal se verá libre de males….
Por ello debemos hacer que lo que hay en nosotros de inmortal (las ideas, el conocimiento, Félix Gómez) rija nuestra vida pública y privada; y esto lo conseguimos tomando por ley lo que hay en nosotros participado por la razón”.

Este pensador propuso la existencia de dos mundos o realidades: “hay que admitir que existe una primera realidad que tiene una forma inmutable, lo que de ninguna manera nace ni perece, lo que jamás admite en si ningún elemento venido de otra parte, lo que jamás se transforma en otra cosa, lo que no es susceptible ni por la vista ni por otro sentido alguno, lo que sólo el entendimiento puede contemplar”.

“Hay una segunda realidad que lleva el mismo nombre: es semejante a la primera pero cae bajo la experiencia de los sentidos, es engendrada, siempre está en movimiento, nace en un lugar determinado para enseguida desaparecer; es inaccesible a la opinión unida a la sensación”.

Ambos mundos se conjugan en un tercer género el de lugar no puede morir y brinda un sitio a todos los seres que nacen. “No es susceptible más que gracia a un razonamiento híbrido que no va de ninguna manera acompañado de sensación: apenas se puede creer en ello. Ciertamente es eso lo que nosotros percibimos como un sueño cuando afirmamos que todo ser está forzosamente en alguna parte, en un determinado lugar, que ocupa un determinado sitio y que lo que no está en las tierra ni en parte alguna del cielo no es absolutamente nada”. El Timeo.

ETICA Y EDUCACIÓN

Uno de los aspectos del quehacer intelectual en el que se encuentra una mayor afinidad entre filosofía y educación es en el campo de la ética ya que una de las mayores preocupaciones de la sociedad hoy y en pasado es lo relacionado con el comportamiento humano.

La Filosofía constituye una forma de conciencia que ofrece una visión del mundo dada social y culturalmente, pero asimilada y puesta en práctica por cada individuo. La educación tiene como rol principal capacitar a cada persona, en primer lugar para sobrevivir y luego para integrarse de manera adecuada a su entorno social haciendo conciencia de los valores positivos que facilitan la convivencia humana, tales como la responsabilidad, la honestidad, la solidaridad y en definitiva el valor de la dignidad humana, propia y de los demás.
La moral, expresada en todo comportamiento del ser humano en sociedad está presente en cada acto y en cada conducta que asumimos de manera conciente, voluntaria y libre lo cual repercute de manera positiva o negativa en los demás y por ende en nosotros mismos.

En el acto educativo confluyen al menos dos personas, uno que enseña lo imprescindible para un desempeño adecuado a la vida social, y otro que se supone debe aprender a comportarse conforme a las reglas y normas de convivencia establecida por la colectividad.

La educación como actividad social incluye un conjunto de interrelaciones en que participan maestros, alumnos, la familia, la comunidad y las instituciones responsables de ofrecer y velar por un desarrollo armónico de las referidas interrelaciones.

El desempeño de los roles sociales requiere de un mínimo de instrucción que es suministrada y adquirida en el acto educativo. Los profesionales de la pedagogía, por la naturaleza de la labor que realizan, reciben los mayores reclamos y exigencias en varios sentidos, pero de manera especial en lo que respecta a los aspectos éticos y morales. El maestro es paradigma, guía y guardián de la sociedad por cuanto es el encargado de formar y preparar a los ciudadanos y ciudadanas para que estén en capacidad de afrontar los retos que se derivan de la vida en sociedad.

La ética pedagógica es la responsable de registrar y dar seguimiento a los hechos morales e inmorales que aparecen en la actividad magisterial, así como de divulgar y orientar a los alumnos en cuanto al compromiso que supone convivencia humana, incluyendo el debido conocimiento de los derechos individuales y sociales de las personas, pero también de los deberes y obligaciones que les corresponden a cada quien, destacando las gratificaciones y las sanciones que conlleva toda acción humana enmarcada en lo correcto o lo incorrecto.

La actividad educativa tiene en el maestro el elemento conductor del proceso enseñanza-aprendizaje que es el escenario en que se transmite y reproduce la cultura material y espiritual de la humanidad garantizando la continuidad de la tradición pasando de una generación a las otras.

Entre los rasgos esenciales de la labor magisterial podemos destacar los siguientes:
1. Garantizar que la interacción interpersonales se desarrolle de manera adecuada y armónica.
2. La propia personalidad del maestro es su principal instrumento de trabajo por lo tanto este debe contar con las informaciones y los conocimientos necesarios y suficientes para cumplir adecuadamente su rol.
3. El maestro ha de tener las destrezas, las actitudes y los valores éticos que hagan posible adoptar comportamientos cónsonos con su responsabilidad y le permitan ser un verdadero paradigma para los alumnos y la comunidad.
4. El producto resultado del trabajo de los maestros está constituido por la personalidad de los alumnos. Estudiantes exitosos proceden de maestros. El fracaso estudiantil, es también fracaso de los maestros.
5. La personalidad de maestros y alumnos es condicionada a su vez por los factores culturales, políticos, económicos y sociales imperantes.
6. El objeto del trabajo del maestro (los alumnos), es activo, dinámico y pensante. No es un simple receptor de informaciones, conocimientos, experiencias y valores, sino que también cuenta con los suyos propios que trae de su entorno familiar y social.
7. La personalidad del maestro, como la de ningún individuo, puede considerarse acabada, sino que es sujeto de cambios. Mientras enseña el maestro aprende, pero además debe hacer gala de la humildad que le conduzca a tratar de cada vez capacitarse más.
8. El maestro no sólo divulga y enseña conocimientos propios de las ciencias en que se ha formado, sino que ha de ser un orientador de los estudiantes para la vida en convivencia con otros.
9. Dado los avances vertiginosos de las ciencias y las tecnologías, los maestros deben procurar estar actualizados para evitar caer en la rutina y la repetición. Pues corren el riesgo de ser superados por los estudiantes que cada vez tienen un mayor acceso a los medios electrónicos que procesan millones de informaciones y datos cada minuto
10. El maestro debe percatarse de que el mundo cambia y la moral sufre transformaciones. Hay que estar al día de los nuevos códigos de comunicación entre los niños y jóvenes, pues corremos el riesgo de no sintonizar con estos y cometer el error de medir, valorar y evaluar a los alumnos con códigos obsoletos y de naturaleza distinta y esto impide el entendimiento mutuo que es necesario en el proceso educativo.

Sócrates pasó a la historia por su proclamada humildad, expresada en su frase: “yo sólo sé que no se nada”, al tiempo que acentuaba la responsabilidad del discípulo con su “conócete a ti mismo” queriendo recordar aquel adagio de que “nadie aprende en cabeza ajena”.

Juan Jacobo Rosseau, en su Emilio estableció: “No me cansaré de repetir, que para ser maestro del niño es preciso ser su propio maestro”.

El educador Juan Pestalozzi estableció que el maestro debe “identificar los valores de cada niño y fortalecerlos con la actividad educativa”. Naturalmente se refería a los valores positivos.

Juan Pablo Duarte maestro y patriota propugnó por el seguimiento de un valor ético de primer orden: “sed justo lo primero si queréis ser felices”.

Eugenio María de Hostos propuso un modelo educativo sustentado en “el cultivo del intelecto como vía para superar la ignorancia” a la que consideraba la peor esclavitud.

En el transcurso de la historia, los filósofos fueron grandes maestros y los grandes maestros devinieron en tremendos filósofos.

¿Por qué estudiar y enseñar filosofía hoy?

Rafael Morla


“La filosofía que es el fundamento de la cultura espiritual de la humanidad, es necesaria para dar a luz la nueva vida, o para amortiguar los dolores de la caída, en medio del crepúsculo atardecer. Frente a lo que nace y se abre paso, como frente a lo decadente y lo que marcha hacia su inevitable fin, la filosofía ha sido igualmente crítica” (Rafael Morla, Filosofía para pensar).


Creo que hay que estudiar y enseñar filosofía hoy, por las mismas razones que lo hicimos ayer, a saber: para comprender mejor el mundo y para arrojar luz sobre los propios procesos de su transformación. Sólo agregaría, que hoy es más imperioso hacerlo, porque el mundo de hoy es un mundo agónico, en tránsito, que se mueve de una forma de vida y organización (que hay que cambiar) a otra nueva (que hay que comprender).

La filosofía, en tanto reflexión y explicación del mundo y de la propia existencia humana, es necesaria en el crepúsculo atardecer, vale decir, en los momentos de crisis del hombre. Cuando el ser humano está de capa caída, el horizonte se ha tornado gris, y la vida presente no entusiasma para nada, la filosofía aparece como un faro de luz para orientar la existencia y para recuperar el sentido ya perdido. Entonces, el filósofo, que es un sujeto social, organiza la crítica del presente, y con sus ideas, marca el sentido, el curso y la orientación de la futura sociedad. La filosofía desempeña su papel en el juego dialéctico existente entre lo real (lo que se quiere cambiar) y lo posible (la utopía del mañana). De ahí que los filósofos hayan sido los grandes diseñadores de utopías y proyectos de emancipación social.

Es necesario ensañar y aprender filosofía, porque ella estará o debe estar cuando se están erigiendo los fundamentos de la nueva vida. Por ejemplo, toda persona es portadora espontáneamente de una filosofía (la cual está llamada a darle sentido a su vida personal y social), y a toda institución, cuando se crea, se le calzan sus fundamentos o razón de ser (filosofía de la UASD, filosofía de los partidos comunistas, filosofía de los partidos socialdemócratas, etc.)También, toda ciencia tiene un fundamento filosófico, el cual acompaña a esa ciencia en el proceso de nacimiento, y que se mantiene a lo largo de su desarrollo y evolución. El mundo de hoy, exige que tomemos plena conciencia de eso, y que no se deje a la libre espontaneidad.

Es necesario hoy darnos una buena dosis de filosofía, así como contribuir enseñándola, a que otro se la den, porque una buena parte de los conocimientos que se producen en el presente son interdisciplinarios, es decir, se desarrollan, en la intersección o límite de dos o más saberes. Aquí, se pone de relieve, lo estrecho y angosto del espíritu cienticista, y al mismo tiempo, la necesidad de recuperar el sentido de la totalidad filosófica, que supone un manejo dialéctico, entre la parte y el todo, entre lo simple y lo complejo.

La filosofía ocupó su lugar en la antigüedad clásica, cuando las ciudades y estados de Grecia y del Asia Menor entraron en crisis, y se hizo necesario para conciencia del hombre griego de entonces, explicar el por qué de esa crisis. El estrecho marco de la Polis, se desbordaba y se esfumaba, y un nuevo horizonte de vida, más cosmopolita y universal terminó imponiéndose. Ningún pueblo, había sentido, la necesidad de la reflexión y enseñanza de la filosofía, como lo sintió el pueblo griego.
Hoy, creo necesario estudiar y enseñar filosofía para entender mejor el mundo en que vivimos; para captar el sentido profundo de su crisis; para no fallar en nuestra percepción de lo bueno y malo que acompaña a esta modernidad tardía o globalización.

La filosofía fue imprescindible en el siglo XVIII, cuando el modo de vida feudal, se hizo obsoleto, y los seres humanos pasaron a buscar una nueva forma de vida, que les llenara plenamente, tanto material, como espiritualmente. Los filósofos hicieron la crítica del presente, y crearon la subjetividad necesaria, para abrir las compuertas del nuevo mundo moderno.

El siglo XVIII, fue llamado, tanto el siglo de la crítica, como el siglo de los filósofos. ¿Por qué? Porque el ejercicio de la crítica filosófica, se convirtió en algo cotidiano y permanente de la vida social, política y cultural de entonces. En esas circunstancias, la reflexión filosófica, y la enseñanza de la filosofía, se convirtieron en una necesidad profundadamente sentida por la comunidad.

Es necesario filosofar y enseñar filosofía en el mundo contemporáneo, porque aunque este mundo está materialmente maduro para ser cambiado, hace falta la subjetividad necesaria, es decir, las ideas que orienten la práctica de los hombres y mujeres, que luchan por un mundo mejor para todos. Son, ante todo, los nuevos hombres y mujeres, los que necesitan filosofar, porque si no lo hicieran marcharían a tientas por los caminos que conducen a la nueva vida. De ahí nuestra apuesta, por el surgimiento de un número significativo de pensadores, que no sólo atisben intelectualmente el mundo presente, sino que también, señalen las vías y los caminos de su transformación.

Al igual que en el Renacimiento (periodo de transición entre lo vejo y lo nuevo) asistimos a una gran crisis de paradigmas. Es lógico que sea así, porque aún vivimos, en parte, de las ideas elaboradas por los modernos a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Hoy, esas ideas no son suficientes, ni si quiera para comprender lo que podemos ver con nuestros propios ojos. Para que tengamos una idea, el mundo de treinta años atrás se fue, en muchos aspectos fundamentales. ¿Cómo podríamos comprender el que tenemos con las viejas ideas?

Lo primero que hay que entender es que el mundo en que vivimos o nos desvivimos es tránsito, y ser tránsito significa que nos movemos de un lugar a otro, significa que no hay nada firme en el. Ello quiere decir, que todo aquel que tenga la preocupación por comprender el ser presente, tiene que hacerlo desde el aire, porque no encontrará una plataforma firme, sobre cuyo suelo afirmar sus pies. Por eso es tarea de la filosofía hoy (lo cual justifica su enseñanza), fluidificar los viejos conceptos de la ciencia y la filosofía tradicionales (es decir, imprimirle un nuevo contenido a viejos conceptos) o crear conceptos (que reflejen la nueva realidad). Los grandes debates de paradigmas que se llevan a cabo apuntan en esa dirección, y sólo aquel que no comprenda la importancia de estos debates, puede negar la importancia de la filosofía y resistirse a su enseñanza en el sistema formal de educación, así como en el resto de la sociedad. No hay que olvidar, que sobre la base de la ignorancia, se excluyó la enseñanza de la filosofía de la educación pre-universitaria de la República Dominicana.

Es necesario aprender y enseñar filosofía para que no perdamos de vista que el ser humano es un proyecto, y como tal está en permanente construcción. Kant decía, con cierto, que estamos en el deber cultivar la humanidad que habita en cada uno nosotros. Al cumplir con esta encomienda kantiana, el filósofo pasa a convertirse en guardián de la condición humana. De ahí su lucha contra todas las formas de exclusión social, de xenofobia, de fundamentalismo, de irracionalismo, de pragmatismo, de tecnicismo, y en contra de todo intento dirigido a desfundamentar la existencia humana, porque mientras estos males existan, o se manifiesten con tanta fuerza, los seres humanos vivirán confinados al antro subterráneo de la caverna, y no avistarán la nueva vida que tienen por delante. Llevar consciencia frente a estos peligros, y buscar la manera de conjurarlos, he ahí, una de las tareas esenciales de la filosofía hoy.

Es necesario enseñar y estudiar filosofía para organizar la crítica de los valores tradiciones negativos contenidos en la praxis histórico social del pueblo dominicano, y crear la subjetividad para la asimilación de nuevos valores, que coadyuven a fortalecimiento de la dominicanidad, y de verdaderos sentimientos y principios éticos humanitaristas. Sin perder nuestra identidad, hay que abrirse a la comprensión de que la vida se realiza en una dialéctica profunda y dinámica entre lo local y lo mundial, entre lo singular y lo universal, entre lo nacional y lo internacional.

Es esencial enseñar y estudiar filosofía para que seamos cada vez más humanos, para que seamos seres dialogantes, para que elevemos a la categoría de arte el ideal de convivencia, de tolerancia y de cooperación. Esta es la única manera de de conjurar el camino de las guerras, y comenzar a vivir la “paz perpetua”, donde el derecho y no fuerza bruta, orienten las relaciones internacionales.

Es necesario enseñar y estudiar filosofía para dar respuesta a las interrogantes existenciales que nos platea la vida. ¿Tiene la vida humana sentido y finalidad? ¿Hay una condición humana? ¿Es posible una sociedad donde la realización material y espiritual de las personas sea el objetivo supremo? ¿Qué bondades y males ha traído a la sociedad el gran desarrollo científico técnico? ¿Qué somos? ¿A qué aspiramos? ¿Tiene sentido aspirar a una vida mejor o es una simple ilusión de la consciencia?

Para terminar, si cuanto he dicho no es suficiente para entender la importancia del aprendizaje y enseñanza la de la filosofía, ya que existe la presunción de que nadie es profeta en su propia tierra, transcribo tres ideas que la UNESCO tiene en relación al tema que nos ocupa:
1- “La filosofía es una “escuela de libertad” ya que no sólo elabora instrumentos intelectuales que permiten analizar y comprender conceptos fundamentales como la justicia, la dignidad y la libertad, sino que además crea capacidades para pensar y emitir juicios con independencia, incrementa la capacidad crítica para entender y cuestionar el mundo y sus problemas y fomentar la reflexión sobre los valores y los principios”.
2- “…La filosofía es una escuela de solidaridad humana y una base para un mejor entendimiento y respeto mutuos, que son elementos fundamentales para fomentar el diálogo entre las civilizaciones…”.
3- La UNESCO interpreta la filosofía en un sentido lato como una forma de abordar los problemas universales de la existencia humana y de inculcar a las personas una manera de pensar independiente. La filosofía se sitúa en la médula misma del saber humano, su ámbito es tan vasto como el de la esfera de competencia de la UNESCO. Las cuestiones más importantes de la que se ocupa la Organización, por ejemplo, la educación para todos, la diversidad cultural, la ética de la ciencia, los derechos humanos, la sociedad del conocimiento, la democracia, el diálogo intercultural, y el diálogo entre las civilizaciones necesitan contar con sólidos conocimientos filosóficos y estar dotados de rigor analítico y conceptual. Es necesario llevar a cabo un riguroso análisis crítico de los conceptos, normas y criterios de los grandes programas de la UNESCO para incrementar la eficacia y pertenencia de las actividades”.[1]

[1] Ver Informe del Director General de la UNESCO, Conferencia de París, 29 de junio del 2005 (www.revistadefilosofia.org).

¿Sociedad del conocimiento?...

¿SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, ECONOMIA DEL SABER O SABER APLICADO A LA PRODUCTIVIDAD?
Francisco Pérez Soriano

El hecho de que hoy en nuestro país se ponga en cuestión este concepto resulta altamente significativo tanto para la academia como para la sociedad en general. Es tal, este concepto, que en sus orígenes (años 1960) aparece bajo los signos de “sociedad del saber” y, a la vez, asociado al de “sociedad poscapitalista”, con Peter F. Drucker a la cabeza, se ha hecho extensivo en nuestros días en términos de ‘sociedad del conocimiento”.
Subyacente esta noción en las tres fases del cambio de rumbo del saber que experimenta el Capitalismo (como sistema económico-social): revolución industrial, revolución en la productividad y la revolución de la gestión hay, según P. Drucker, a partir de la segunda se produce un cambio fundamental en el significado del saber; este cambio significo que se comenzó a ver el saber como recurso esencial. Suelo, mano de obra y capital son primordialmente importantes como limitaciones. Esta bien que sin ellos ni aun el saber puede producir, que sin ellos ni aun la gestión puede actuar; pero allí donde hay una gestión eficaz, esto es, una aplicación del saber al saber, siempre podremos obtener los otros recursos. Pero ¿hasta donde podría esto ser cierto? ¿Podríamos a través del saber siempre obtener “otros” recursos? Asi trata de situar P. Druker la nueva tendencia de nuestra sociedad de hoy día. El mercado seguirá siendo el integrador efectivo de la actividad económica, pero en tanto que sociedad y hasta cultura los países desarrollados se han desplazado ya al post-capitalismo. Rápidamente se esta llegando a una sociedad de “nuevas clases’ con un nuevo recurso principal como núcleo y recurso primario: el saber. Lo que hoy considera saber se demuestra en la acción; lo que ahora quiere decir con saber es información efectiva en la acción, información enfocada a resultados que implican cada vez más grados de especialización. Estos resultados están fuera de la persona, pues se realizan en la sociedad y la economía, o en el fomento del saber mismo, lo cual cambia de forma fundamental la estructura de la sociedad pues crea nuevas dinámicas sociales, económicas, políticas y de modo de vida en general. ¿Acaso no queda aquí reducido la validez de la noción de saber al mero campo de la acción, a una acción que solo es significativa en el marco de una economía del saber o mas bien de un saber como recurso de producción? Si esto constituye su significación, entonces ¿no seria en extremo genérico hablar de “sociedad del conocimiento”? Aunque a través de este concepto se trate de situar el presente y hasta ofrecer no obstante una visión de futuro para guiar normativamente las acciones políticas y sea empleado para describir los cambios en las sociedades desarrolladas actuales, ¿acaso no queda este concepto reducido a un universo material que no trasciende casi en nada el ámbito de la productividad económica? ¿Expresa este concepto con claridad la transición de una economía que produce productos a una economía basada en servicios y cuya estructura profesional esta marcada por la preferencia de una clase de profesionales que, a pesar de estar técnicamente cualificados, hasta prevalece en estos también un alto índice de alienacion? ¿Por qué otros analistas sociales prefieren usar otras nociones tales como “sociedad de la información” o “sociedad red” por ejemplo? ¿Es que el concepto no aplica muy bien aun tratándose de sociedades muy desarrolladas? ¿ Y que de las sociedades llamadas “subdesarrolladas” o en “vía de desarrollo”?...Estas y otras cuestiones son las que por el momento nos asaltan la mente a pesar de tratar de comprender como el conocimiento se ha convertido, según este enfoque, en fuente principal de innovación y en punto de partida de programas políticos- sociales de sociedades desarrolladas que están orientadas al progreso tecnológico y la evaluación de tecnologías lo cual se caracteriza por la investigación y creación de una nueva tecnología intelectual como base de los procesos de decisión en el ámbito político-económico.
Haciendo acopio de lo que en términos lingüísticos se nos plantea en el Concepto de “Sociedad del Conocimiento” de K.Kruger, ( publicado por la Revista Bibliografía de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XI, No 683, 25 de septiembre de 2006), la revisión de la bibliografía de referencia indica un uso diferente en los ámbitos lingüístico alemán y español. En el ámbito alemán el uso de este termino esta asentado desde el principio de los anos 1990, teniendo como una de sus referencias el trabajo de Nico Stehr. En la misma época se estaba utilizando en el ámbito de habla española casi exclusivamente el termino “sociedad de la información”. El uso del termino sociedad del conocimiento es mas reciente y tiene como punto de referencia el trabajo de Manuel Castells, que ha acunado, a su vez, el termino de “la sociedad red”.
La búsqueda de los términos “sociedad del conocimiento” “sociedad red” y “sociedad de la información” en la Internet a través del buscador Yahoo por ámbitos lingüísticos, da una impresión de la importancia de esos términos. Los resultados muestran que “sociedad de la información” es la expresión mas frecuente en los tres ámbitos lingüísticos, pero su uso comparado con los otros dos es mas frecuente en el ámbito del habla inglesa y del habla española. A su vez, el término ”sociedad del conocimiento” es mas importante en el ámbito del idioma alemán, mientras que el término “sociedad red” tiene mas importancia en el ámbito de los idiomas ingles y español que en el ámbito alemán. Sinteticémoslo en el siguiente cuadro que nos ofrece.
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Vemos, en este sentido, que al tratar de describir y hasta de explicar los cambios que se están experimentando en muchas sociedades actuales, las cuales influyen de una manera u otra en el mundo, ambas denominaciones genéricas (sociedad del conocimiento y sociedad de la información) se hacen cada vez mas frecuentes ¿es cuestión de moda, residual o en realidad se trata de explicar una realidad altamente significativa para el mundo de hoy?
A mi modo de ver de lo que se trata es de explicar o de entender una realidad que en nuestros días no solo es altamente significativa sino también que despierta un complejo de preocupaciones. Tal parece que ambos conceptos no se excluyen, al contrario tratan de poner en conocimiento una realidad desde su diversidad significativa en perspectiva. Veamos: aunque determinados estados al promover ciertas estrategias políticas gubernamentales hacen sospechar que se trata mas bien de una visión directriz en lugar de un concepto sociológico contrastado, para los analistas sociales de fines de los anos 70 el uso de la noción “sociedad del conocimiento” o el de “sociedad de la información” al analizar los cambios de la sociedad moderna se centran, por lo menos, en los siguientes indicadores:
1. La importancia que, en nuestras sociedades de hoy, cada día mas adquieren las tecnologías de la información y la comunicación y su utilización en los procesos económicos-sociales.
2. Ambas nociones resaltan las nuevas formas de producir conocimiento, ya que este es considerado como una de los principales causantes del crecimiento junto con los factores capital y trabajo. En este sentido, como bien señala Heidenreich, se concede una relevancia crucial a la producción de productos intensivos en conocimiento y a los servicios basados en el conocimiento.
3. Resalta la creciente importancia de los procesos educativos y formativos, además de destacarse los servicios intensivos en conocimiento con y comunicación, que generalmente se denominan trabajo de conocimiento; lo cual va estrechamente ligado, por tanto, a cambios en las áreas tecnológicas y económicas muy relacionadas con las TIC, en ámbito de planificación de la educación y formación, en la organización (gestión del conocimiento) y del trabajo de conocimiento.
Pero, ¿es posible basar la definición de un tipo de sociedad en el concepto de conocimiento o de información teniendo en cuenta que ninguna sociedad existe sin disponer de conocimiento o de información?
Una de las nociones mas actualizadas de “sociedad de la información” es la que se utiliza, sobre todo, cuando se tratan aspectos tecnológicos y sus efectos sobre el crecimiento económico y el empleo; esta tiene como punto de partida la idea de que la producción, la reproducción y la distribución de la información es el principio constitutivo de las sociedades actuales. Pero en la reciente discusión europea, tanto en el ámbito de las ciencias sociales como en el de la política se observa que este termino es reemplazado por el de “sociedad del conocimiento” lo cual implica un cambio conceptual de la información al conocimiento considerándolo como principio estructurador de la sociedad moderna y resaltando su importancia para la sociedad actual, en especial para los cambios en la estructura económica y en los mercados laborales, para la educación y para la formación. ¿Acaso no es esto una falacia? ¿Acaso no habría que considerar de que tipo de conocimiento se trata y la modalidad de su aplicación actual?
Para Sócrates y Platón, según nos dice P. Drucker en La Sociedad Poscapitalista, el propósito del saber era el conocimiento de si y el propio desarrollo; los resultados eran interiores; para su antagonista, Protagoras, el resultado era la habilidad de saber que decir decirlo bien; era “imagen”… Durante mas de dos mil anos el concepto del saber de Protágoras dominó la educación occidental y definió el saber; el trivium medieval, el sistema educativo que subyace hasta hoy en lo que llamamos una “educación humanista”, consistía en gramática, lógica y retórica, los útiles necesarios para decidir que hacer y como hacerlo. El concepto Zen del saber y el concepto confuciano del saber, las dos ideas que dominaron la educación y la cultura orientales durante miles de anos, eran parecidos; el primero se centraba en el autoconocimiento; el segundo, como el trivium medieval, en los equivalentes chinos de gramática, lógica y retórica. El saber que hoy considera, sin embargo, es un saber que se demuestra en la acción; lo que ahora queremos decir con saber es información efectiva en la acción enfocada a resultados en un contexto actual en base al fomento del saber.
“Para conseguir algo este saber tiene que ser altamente especializado; esta es la razón por la cual la tradición, que empezó con los antiguos pero que persiste en lo que llamamos “educación humanista’, lo relegaba al estatus de techne o arte. No podía ni aprenderse ni ser ensenado; tampoco significaba cualquier principio general; era especifico y especializado; era experiencia mas que instrucción, aprendizaje mas que enseñanza. Sin embargo, hoy no hablamos de esos saberes especializados como ‘artes’, hablamos de ‘disciplinas’. Y esto es un cambio muy importante en la historia intelectual.” (P. Drucker La Sociedad Poscapitalista. Pag. 62-63)
El paso del saber a los saberes, de las artes a las disciplinas o metodologías transforma la experiencia ad hoc en sistema, la anécdota en información; cada una transforma la destreza en algo que puede enseñarse y aprenderse; al primero, ha dado el poder de crear una nueva sociedad; pero esta sociedad tiene que estructurarse sobre la base de que el saber tiene que ser especializado y las personas con saber tienen que ser especialistas. Esto les da su poder pero al mismo tiempo plantea para P. Drucker, cuestiones básicas en materia de valores, de visión, creencias, en fin en todas las cosas que mantienen unida a la sociedad y que dan significado a la vida además de plantear una gran y nueva cuestión: ¿Qué significa la persona instruida en la sociedad de los saberes? Y, mas aun, nosotros preguntarnos si una persona instruida equivale a una persona sabia y educada? ¿Puede una persona estar bien instruida y sin embargo no ser sabia o educada? ¿Nos vemos hoy día en la necesidad de replantearnos un nuevo concepto de educación? La respuesta a esta última cuestión parece perfilarse altamente afirmativa.