domingo, 22 de febrero de 2009

De filósofos, en décimas

De filósofos, en décimas


Desde muy remotos tiempos
La gente quiere saber
Qué es el mundo, qué es el Ser
Y así se cuentan por cientos,
Miles, millones de intentos
De grandes filosofías
Para así seguir la vía
Que nos dote de razones
Y darnos explicaciones
Con tino y sabiduría

De los antiguos helenos
Dicen que a decir verdad
Por toda la humanidad
Lograron pensar en pleno
Ningún tema les fue ajeno
De su presente y pasado
Valores, virtud, Estado
De materia o pensamiento
Los griegos con su talento
Sus huellas nos han legado.

Demócrito pudo ver
De átomos toda materia.
Los sofistas dieron seria
Objeción al conocer:
Niegan se pueda obtener
Una verdad lisa y llana.
Pero Sócrates reclama
Raseros más efectivos
Y rechaza el relativo
Criterio como gran trama.

Dijo saber nada más
Que en verdad no sabía nada
Y que el sabio es el que escala
Al Bien, y que ignorar va
Atado al Mal, y además
Recomendó en su idealismo
“Conócete bien tú mismo”,
Tu alma es el mejor paquete
Y el irónico viejete
Vio en el mundo un espejismo.

Platón, su alumno mejor,
Dividió al mundo real
En dos: uno el ideal
Intangible y superior,
El otro más inferior,
El de las cosas cambiantes
Que todos a cada instante
Captamos con los sentidos
Sin informar lo debido
De lo eterno e inmutante.

Conocer es recordar,
Y en esta Reminiscencia
Se acerca uno con paciencia
Al Bien. Por esto mandar
Es cosa que hay que encargar
A algún Filósofo Rey
Que dicte la mejor ley.
Por esto la democracia
No la vio nunca con gracia,
Y nunca le dio su Okey.

Aristóteles no quiso
Seguir en mucho a Platón,
Y no aceptó la ilusión
De un mundo dual y rehizo
Prudente mas no sumiso,
Su visión, y así él opina
Que tiene causa divina
El mundo, que es uno solo
El cual se conoce todo
Si al método bien se atina.

Halló diez categorías
--atributos predicables
De cada cosa nombrable.
Y solo dio garantía
Del bien pensar si se guía
Usando la deducción,
Que es Lógica a perfección.
Y aunque todo lo sabido
Primero va a los sentidos,
Quien decide es la razón.

Con platónico ingrediente,
Un tal obispo Agustín
Propuso más bien que el fin
Es que ilumine la mente
Dios, que es omnisapiente,
Y que nuestro desafío
Es que con nuestro albedrío
Podemos hacer la historia:
O bien ganamos la gloria
O tomamos ruin desvío.

La escolástica después
Fue imponiendo su criterio
De que el saber solo es serio
Si es apoyado en la fe
Y cual mala y necia res
Todo librepensador,
Sin asomo de rubor,
Muy fuerte era perseguido
U obligado el desmentido
Para evitar el terror.

Tomás, un cura de Aquino,
De aristotélico acento,
Introdujo el elemento,
De unir en igual destino
Fe y razón, pero previno
Contra la “doble verdad”,
Que es darle veracidad,
No importa lo que prediquen,
A fe y razón aunque indiquen
Lo contrario en realidad.

Con claro nominalismo
--negación de los conceptos--,
Tuvo un innegable efecto,
Que adelantó el empirismo,
Guillermo de Occam, el mismo
De la navaja mentada
Que usaba para la tala
De toda frase de más:
Lo que sobraba se va
Con parsimonia aplicada.

Con su duda radical
--hasta de sí mismo en duda--,
Descartes buscó la cura
A la herencia medieval
Y produjo una total
Reforma racionalista.
Que nada se le resista
A la razón bien regida
Y quedó así despedida
La etapa escolasticista.


“Pienso, luego existo” reza,
El principio cartesiano
Que busca llevar de mano,
Con soberana certeza,
El método que endereza
A lo extenso conocer
Por parte del otro ser
Que es la razón cognoscente
Y dice que toda gente
Puede al mundo comprender.

Bacon criticó motivos,
“ídolos” y tradiciones
Que empañan nuestras visiones,
Y al método deductivo
Antepuso el inductivo
Que al saber le da certeza,
Y así la naturaleza,
En nuestro humano deber,
Se use como debe ser
Con provecho y con grandeza.

John Locke su empirismo basa,
--La línea inglesa siguiendo--
En que vamos conociendo
A partir de tabla rasa
Significa que rechaza
El innatismo. Y plantea
Que nuestra mente recrea
Partiendo de sensaciones
Y también por reflexiones
Todo el arsenal de ideas.

Otro empirista dilecto,
En torno a explicar lo hechos,
Dijo que no había derecho
A ver siempre en cada efecto
Clara causa, y que es defecto,
Por simple costumbre ruda
Dar de una vez por segura
Una causa terminante
Sin reparar lo bastante
Que quizá sea más oscura.

Fue Hume, a quien bien después
Inmanuel Kant en su empeño
Dijo: “Me sacó de un sueño
Dogmático el escocés”
La realidad nunca es
En su “cosa en sí” o esencia
Como nos hace presencia
Y sin mis formas mentales
El fenómeno no sale
De simple y mera apariencia.

Todo humano, según Kant,
Puede hacer juicios a priori
Y también a posteriori
Pero para el alemán
Solo los primeros van
A lo científico unido.
En cuanto a la moral, dijo
Que debe ser racional,
Categórica y total
Sobre el deber comprendido.

En Hegel el mundo era
Idea Absoluta en proceso.
Y todo lo real por eso
Es racional, y pondera
Que la Dialéctica entera,
Nos conduce a la verdad.
Desde la necesidad,
Los hombres hacen su historia
Y enfilan su trayectoria
Camino a la libertad.

Otro germano --y van tres,
De tantos por mencionar—
Fue el inmenso Carlos Marx
Que dijo estaba al revés
La Dialéctica, que fue
Una idea por él tomada
Pero que fue transformada
En clave materialista
Pues en su forma idealista
Resultaba limitada.

El ser social determina
Según Marx, la ideología
Y en esta filosofía
Con la práctica camina
La esencia humana, y estima
Filosófico deber
No solo bien comprender
Al mundo e interpretarlo
Sino también transformarlo
En lo que debiera ser.

En Comte la Ilustración
De Europa llegó hasta el punto,
De rechazar todo asunto
Que huela a especulación.
La filosofía en cuestión
Se dice ser positiva;
Dice que el saber estriba
En dar por cierto no más
Lo que a los sentidos va
Y que la ciencia describa.

El pensamiento ha pasado
Tres etapas: la primera
Teológica; luego la era
Metafísica, y ha llegado
--según Comte lo ha afirmado—
La positiva y final.
Un positivismo tal
Desde luego que no cuenta
Con todo apoyo, y encuentra
Su rechazo radical.

En el siglo diecinueve,
En filosofía abundante,
Un coloso muy pensante
Aún todavía nos conmueve
Pues Nietzsche viene y se atreve
A atacar en su simiente
La cultura de Occidente
Y a su talante cristiano
Y a reclamar de lo humano
Una voluntad potente.

Siglo XX. ¡Qué cien años
En ciencia y tecnología
Y choques de ideologías
Como nunca desde antaño!
No resulta pues extraño
Que tuviera mil escuelas
Algunas muy paralelas
Otras en algo cercanas
Pero todas, como hermanas,
Siguiendo largas estelas.

Con el lógico empirismo
--filosofía del lenguaje—
Va a continuar el linaje
Claro del positivismo,
Solo que en su tecnicismo,
En lugar de lo observable
Piden sea verificable
Todo término empleado,
Si no, queda descartado
Su sentido predicable.

El pragmatismo predica
Que cualquier juicio o teoría
Solo tiene garantía
De ser verdad si ello implica
Que sirva a la acción, e indica,
Que no hay que buscar sentido
Al mundo, que no ha tenido
Su propia razón de ser
Más allá del entender
Que es siempre muy subjetivo.

Otro pensar de incidencia
Ha sido el que nos reclama
Que el mundo es siempre una trama
En el que toda existencia
Precede siempre a la esencia.
Que la libertad presente
En el sujeto consciente
Le hace pensar en la nada
En la muerta simulada
Y su angustia es permanente.

Junto a este existencialismo
Nuevas y viejas visiones
Han surgido a borbotones
Desde un marcado nihilismo
Hasta el más claro optimismo.
Y hoy parece que es la moda
Traernos de nuevo la oda
Del pensar relativista
Ropaje post-modernista
Que a toda verdad enloda.

¿Nada es verdad ni es mentira?
Entonces ¿en qué me apoyo
Para no rodarme al hoyo?
Y si caigo, ¿quién me tira
Y quién me quita la ira
De quedarme sin criterio?
¿No tomarme nada en serio?
¡Pues, sí señor, hay verdades,
Virtudes y falsedades,
Aunque siempre habrá misterios!

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